La comprobación de la calidad de una alfombra moderna debe realizarse atendiendo a cuatro extremos principales:
a) El pelo.
b) La textura.
c) El forro.
d) El color.
Con respecto al primero, si se arrolla una sección de alfombra sobre el dedo índice, el pelo deberá levantarse en filas de tufos dispersos y duros; la longitud del pelo, por sí sola, suele dar una idea sobre la calidad de la superficie de la alfombra.
Otra prueba interesante es la de comprobar, teniendo la alfombra arrollada, si aparecen líneas blancas entre el pelo, lo que
significa una calidad deficiente En una alfombra de muy mala calidad, estas líneas blancas se observarán incluso al pisar la al-
fombra.
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Con respecto a la textura, tómese la alfombra y coloqúese a una distancia de los ojos como si fuésemos a leer en ella; si a esta
distancia vemos que los hilos de urdimbre y los de trama aparecen en líneas verticales y horizontales absolutamente rectas, es una
señal de que el tejido tiene muy poca resistencia y la alfombra dará un mal resultado.
Además de este examen de la textura debe mirarse el forro.
Si el dorso de la alfombra está recubierto de una capa parecida a la cola, es ya un síntoma de que está tejida muy deficientemente,
ya que la finalidad de esta capa acostumbra a ser para que aguante el ajetreo de fábrica o almacén y de aquí al consumidor. En las
alfombras baratas se puede distinguir bien el yute que hay en el forro, ya que los hilos de este material son más rígidos que loa
de algodón o lana.
La comprobación sobre el color es muy importante y debe mirarse si la alfombra fue teñida previamente, si el dibujo se ha
impreso sobre la alfombra y si ésta ha sido sometida a blanqueo
Las alfombras de mejor calidad corresponden al teñido previo en cambio, en las estampadas el dibujo va desapareciendo con e
tiempo; una forma de averiguar si el teñido ha sido posterior a la fabricación de la alfombra es observando el pelo en la superficie
y en la base; en aquélla tendrá el color del dibujo, pero en la bas<
tendrá el color natural del hilo.
Para comprobar si una alfombra ha sido sometida a blanqueo debe frotarse con un trapo húmedo, con lo que se percibe un olor
de cloruro de calcio e incluso pueden borrarse los dibujos. En las alfombras blanqueadas, el pelo acostumbra a ser brillante en la
base y apagado o grisáceo en la superficie.